domingo, 30 de noviembre de 2008

Cosas que no pasan de moda

Gauguin, ¿De dónde venimos?¿A dónde vamos?

Hay preguntas que son inmortales, preguntas que ni siquiera el tiempo puede borrar.
Son preguntas como: ¿Qué hay para comer?, ¿Cuánto me quieres?, ¿Cómo te llamas? o las más serias, las que estropean las licuadoras mentales de cualquier ser ligeramente humano: ¿De dónde venimos? ¿A dónde vamos? y ¿para qué estamos aquí?.
He llegado a la conclusión, después de quedarme sin batería más de dos veces y media y de haber tenido que recargarme a base de lágrimas, comida, sueños y pesadillas, que la única respuesta que vale para todas aquellas preguntas es:
y qué más da.
Pues eso, y qué más da, ir que venir, entrar que salir, o no haber estado nunca. Lo importante es que, almenos una vez, fuiste, y por tanto, siempre acabarás siendo, pase lo que pase.


martes, 25 de noviembre de 2008

En las puertas del Infierno...


Frente a las puertas del Infierno nunca nadie encuentra las llaves. En las puertas del Infierno no hay porteros, ni roperos, ni buzones anónimos. Para entrar en las puertas del Infierno, no existen uniformes, ni siquiera es necesario ser formal. Nadie deja publicidad, porque los que la dejan están cansados de que nadie la recoja. No hay telefonillos, ni pajarillos, ni florecillas. En las puertas del Infierno, sólo hay llamas y truenos. Quien es valiente, consigue sentarse frente a ellas y ponerse a pensar junto al "Pensador". Quien no lo logra, se quema. Y quien cruza las puertas, es ceniza. A veces paso por ahí de camino a Nunca Jamás, de donde nunca debería volver... y me paro a ver la gente que intenta entender lo inexplicable. Si "el Pensador" hablara, seguro que tendría muchos consejos que dar. Y si "el Pensador" cantara, puede que pusiera voz de John Lennon y me susurraría Let it be al oído. Pero si de algo estoy segura, es que al "Pensador" le encantaría dejar de pensar, y tender una mano a aquellos que caen hacia el infierno...

http://www.youtube.com/watch?v=67J_66hdN-I
There will be an answer, let it be.

viernes, 21 de noviembre de 2008

Buscando en el baúl de los recuerdos (I parte)

Venus de Bouguereau

Hace días que me duermo buscando tus manos en mis piernas. Desde que la distancia nos separó con aires de indiferencia, ya nada es lo mismo. Es verano y el calor me impide pensar con claridad. Aún así, tengo frío. El último día que nos vimos no sabías que iba a ser el último. Yo sí, y robé tu camiseta. Quise conservar tu olor e impaciente me la pongo pensando que tú vas a estar dentro de ella.

Ese día quedamos en la parada de metro. Nos dimos un par de besos, discretitos, no hay que dar de comer a los envidiosos. Te cogí de la mano y te llevé a mi casa.

En la habitación, los oasis eran rutina y el calor aplastante de tenerte cerca hacía que las paredes se fundieran. Mil veces tuve que volver a pegar esos pósters de adolescente, el celo no puede con todo. Las velas destellaban y con tu boca encendías la alarma que desesperada, buscaba alguien que la escuchara. Pero no había nadie, sólo tú.

Tú, un pirómano loco y yo, un papel de liar que rápido se consume con tu aliento.

No había tiempo. Nuestro reloj de arena se había partido al tirar mis pantalones y la libertad se palpaba en cada rincón.


viernes, 14 de noviembre de 2008

Yo mejor me callaría...

Odilon Redon. Silencio. (Simbolismo)

Hoy después de 19 días y 500 noches de miradas desmotivadas,
decido callarme ante aquellos que no lo hacen.
No respondo a preguntas indecentes, a sugerencias impositivas
ni a aquellos que buscan el morbo en una copa medio llena.
No quiero, no puedo, no quiero otra vez.
Me quejo de aquellos que llegaron tarde a las clases de tacto, que perdieron el perdón en una billetera, que se olvidaron de la palabra humanidad,
de la "Teoría del interés desinteresado".
Lo más gracioso de todo este silencio,
es que no soy yo la que debería callarse...


Y Voltaire, en un momento de extrema lucidez, afirmó que:
"Un día todo irá bien: he aquí nuestra esperanza. Todo va bien hoy: he aquí la ilusión."

jueves, 6 de noviembre de 2008

Las cosas inexplicables, el odio y otras malformaciones de la vida

Hace mucho que no me quejo por aquí, y en cambio hace prácticamente un mes y medio que no dejo de quejarme. Constantemente.
Me quejo de las cosas que hacen de la vida algo valioso y único, me quejo de las cosas inexplicables porque si no existiesen mi salud mental sería una manzana verde, y no un disco rayado de música desfasada.
Creo que un día escuché en una película a alguien decir que los dioses envidiaban a los mortales porque éstos eran mortales. Pues vaya, qué mamones.
Pero este blog no es un pañuelico azul celeste en el que ir dejando mis lágrimas mientras otros se preguntan cuándo va a ser el momento de darme otro igual. No quiero más pañuelos a no ser que se utilicen como indicios de citas a ciegas o para jugar a tapar ojos y desarrollar otros sentidos.


"Llegarás lejos, marmotarra blogosférica", tú ya llegaste muy alto y sé que estás esperando a que pegue el salto para alcanzarte.
Pero todo a su tiempo y con las ganas que se puedan...

Hoy he decidido volver a mostrar mi inconformismo.
Esta vez, por los momentos en los que no se puede decir nada.
Aquellos que muy inesperados llegan o simplemente quieren estar a la fuerza, y es imposible decirles que no.

Y me quejo porque no dejo de tener pesadillas, porque una señora anciana y con verrugas se ha atrevido a meterse en mi sueño, pedirme dinero, pedirme mi tarjeta de crédito ya que yo nunca llevo calderilla y no habiendo conseguido nada,
la odio por finalmente llegar a la conclusión de que lo mejor era robarme el póster de Jimi Hendrix... pero hay más y todavía más duro, por romperlo y llevárselo roto. ¡Que es mi Jimi!

Y no sigo más por aquí, que en la carrera me han dicho que los textos largos son infumables, y tienen toda la razón. Próximamente (o no), volveré a quejarme...y supongo que mejor, esto ha sido una prueba sin mucho sentido...
Lo siento por aquellos pobrecillos que lean esto...



(Éste va por Pablo Solano Codina, descansa en paz...)