lunes, 2 de noviembre de 2009

Mi best seller

CAP. 1: Vacaciones: la zorra del vestido rojo

Son las tres de la mañana. Yo me emborracho como una posesa mientras le espero llegar. En el bar hay bastante ambiente. Algo borroso, pero ambiente al fin y al cabo. Voy a por el tercer tequila de la noche y mientras me destrozo los labios mordiendo la rodaja de limón, aparece él. MIERDA. Me he mordido el labio. JODER, va con una mujer. Pelirroja-peligrosa. Lleva un vestido rojo. Las uñas rojas. Se me cae una lágrima y no sé si es por la vertiginosidad de sus tacones, la exhuberancia de sus pechos o que me está sangrando el labio. “Zorra, seguro que lleva bragas color carne”, me digo.

Intento esconderme, busco a mi amiga para que al menos no parezca que le estaba esperando sola. “Hijo de puta, hijo de puta…” como banda sonora de mis pensamientos. Desde luego, ella parece sacada de una canción de Malena Gracia.

Ya veo a mi amiga. Ahora mismo, veo una mano gigante negra en su culo. “No, guapa, ahora no tengo tiempo para alegrarme por tu conquista”. Voy directa al baño.

Para variar, el de chicas está lleno, así que me meto en el de hombres. Desde aquel senegalés que se me metió en la habitación de un hotel de mala muerte, ya pocas cosas me sorprenden. Mientras bendigo la madre de aquel senegalés, me voy curando la herida. Un gilipollas entra y me dice: “¿Qué pasa nena?¿Te mordió un vampiro? Como el Crepúsculo ese…”. Dios, odio los best sellers. Le mando a la mierda, me repaso la raya de los ojos y me subo un poco el escote, que parezca que soy irresistiblemente feliz. Que no se vea que en el fondo soy una chica de bragas de Snoopy con estampados rosas. Que no se vea que hacerme llorar es casi tan fácil como hacerme reír.

Salgo del baño con “el mundo a mis pies” como grito de guerra. Como la Geisha en Madrid de la que habla Ariel Rot.