miércoles, 4 de noviembre de 2009

CAP. II: El día después

RESACA. Ahora mismo, lo único que me pone contenta es ver dibujos animados sin sonidos para convertir sus personajes en adictos al sexo y los tres dientes que se le cayeron a mi amiga ayer mientras se estaba tirando su "chachiconquista" de ayer. Me están sonriendo desde la mesa diciéndome: "¡mira, la muy gilipollas tuvo sexo ultraviolento y apasionado, pero se ha quedado con una sonrisa de mierda!". Ya me dirás cómo presumes de tu "chachibocabuzón" ahora, zorra.
Aún así, en el fondo me alegro por ella.
- Igual debería hacérmelo mirar.
- No, joder, así almenos me río un rato.
- Joder, ¡dónde mierdas está el mando!.
(Vale, igual lo de la multipolaridad sí es un problema, pero tengo mejores cosas en las que pensar)
JODER, llevo sólo dos días en mi retiro espiritual, que iba a ser "EL MARAVILLOSO RETIRO ESPIRITUAL", y ya empezamos mal. Fatal. Confiaba tanto en que iba a salir bien, que me compré una libreta en los chinos para ir apuntando los esbozos de mi best seller autobiográfico. Iba a ser tan cojonudo lo que me iba a pasar, que todo el mundo querría saber cosas tan importantes sobre mi como en qué dirección empiezo a lavarme los dientes o si duermo con algún tipo de peluche. Mmm, ¿de mascota?..., de humano diseñado para procrear y procrear... JODER. No es así. El último que pasó por esta zona tan poco concurrida, prefirió no volver a repetirlo. Y el que me quiso demasiado bien hace mucho que ya no está. Y ojalá no hubiese venido nunca. Pero eso es otra historia y esta libreta de los chinos de 0,50€ amarilla iba a ser un best seller y no un best loser. ¿Igual dan mala suerte las libretas de los chinos de 0,50€ amarillas? Nunca me fié del amarillo, es un color demasiado llamativo.
En fin, menos mal que estoy de resaca y llevo horas ejercitando mi creatividad con los dibujos.
Un día cualquiera en estas mismas circunstancias, ya estaría depilándome lo "indepilable" y tirando monedas en un río, o un mar, una fuente... A veces, si me apuras, incluso un vaso. Mi abuela nunca debería haberme dicho que si pides un deseo tirando una moneda al agua, se cumplen. Nunca fui muy avispada.