viernes, 13 de marzo de 2009

Los que hablan en el cine


Ayer fuimos a ver Watchmen al super Kinépolis con su maxi sala de 1.000 plazas. Algunos tenían miedo de quedarse sin sitio. También se estrenaba una película de dibujos con un monstruo amigable azul, pero la gente no miraba el monstruito, si no a Berta Collado. Pero, ¡si es rubia!, para mi no es para tanto. Ya dentro de la sala, muy grande y muy cara, había sitios de sobra. Éramos unos 50 viendo ese spot ególatra, que decía que eran las mejores salas del país porque tenían alta definición digital. Puede ser, pero en algunos trozos se acoplaba el sonido, give me my money back! Llegando al tema, había justo en la fila de delante un grupito de frikitones malolientes que no paraban de engullir sus palomitas. EL 80% de ellos tenían los pies puestos encima de los asientos de delante, desde luego, la elegancia y la educación brillaban por su ausencia. En concreto, uno de ellos, gordito y con pelo churretoso, no dejó de hablar en ningún momento. Ni siquiera se calló cuando uno de nuestros espartanos le dijo:"shhht!Pesao". No, él no había ido a ver la peli, o sí. Igual le estamos infravalorando, y en realidad era capaz de hablar, comer, escuchar y ver película a la vez. Si yo tuviese un amigo así, probablemente ahora estaría en la cárcel. Y eso que tengo claustrofobia, pero le mataría por el bien de la humanidad. Cuando salieron escenas de sexo se puso a reír. ¿Es que el sexo hace gracia? El sexo es bonito y más si es en una nave que se llama Archi. Por eso, estoy absolutamente convencida de que era virgen, y que esas eran las primeras tetas que veía en su vida. Ay, pobrecito. Me lo imagino en alguna playa nudista, siendo apaleado por nudistas bronceados. Me lo imagino en una biblioteca, y a gente tirándole los libros más pesados a la cabeza. Me encantaría ir a ver el estreno de su propia película, como actor principal, y sentarme a su lado para reírme todo el rato y en las pausas decir "Dios, pobrecillo, qué feo que es". No tenía nada bueno. En el cine, me imaginaba como sería su vida cuando tuviese 40-50 años. Me lo imaginé calvo, más gordo que ahora, y sentado en el sofá con ropa deportiva haciendo zapping. Rodeado de cartones de pizza para llevar, de comida preparada, de lasañas crudas, de ratas, de cucarachas y otros insectos aún por identificar.No pensé en él como el risitas, si no como un llorica que veía la vida pasar solo, sin amigos. Mi crueldad supera cualquier límite, pero creo que ya debería terminar. Ojalá puedas leer esto, pequeño gordito frikitón, espero que algún músico lea esto y se le ocurra dedicarte una canción, porque será lo más bonito que hayan podido hacer por ti. Señor músico, aquí le dejo una sugerencia para el estribillo: Oh, oh, gordito pesado, te equivocas si piensas que algún día vas a estar casado, oh, oh, gordito risitas, ni siquiera el médico querrá recibir tus visitas, oh, oh, gordito tragón, algún día te comerás un mojón.