domingo, 24 de mayo de 2009

Lo que una rubia me pidió

Yo no suelo hacerle mucho caso a la gente rubia. La verdad es que no, pero esta vez es diferente. Una rubia me pidió que contara su situación en el "Quejome" y como era la primera vez que alguien me pedía algo sobre el blog, su flequillo mola y es extremadamente cool, lo haré lo mejor que pueda.
Palo es la chica que se llama Paloma, pero que todos llaman Palo. Será porque es más gracioso. Si yo me llamase Paloma, también obligaría a la gente a que me llamase Palo, porque así, sonreiría y me reiría mínimo una vez al día.
Palo es una chica muy estilosa, cualquier trapito que se ponga lleva la firma PaloFASHION, porque su estilo traspasa fronteras. Es más alta que yo así que puede considerarse de una altura normal. Tiene una sonrisa llamativa y parece una florecilla cuando anda. Cuando está quieta, también lo parece. Estudios científicos demuestran que su flequillo es la fuente de su personalidad pasmosa. Además, me cae bien porque me mira y me canta la canción de Punky Brewster. Y si estás leyendo esto y no te has enamorado de ella, permíteme decirte que eres un grandísimo gilipollas.
Bueno, una vez he hecho la presentación Palo - blog, blog - Palo, voy a explicar qué le pasa, que me voy por las ramas...
Ella y su amiga Silvia (persona importante de la que algún día hablaré y por supuesto bien), se sacaron la carrera de Publicidad como unas mujeres de hoy que son. Ahora, el padre de una amiga mía diría "mujeres al poder, mujeres al poder" al oír esto. También hicieron un máster como unas machotas. En resumen, ELLAS LO VALEN. Lo malo es que les ha pillado la crisis, y los empresarios son cada vez más cabrones, todo hay que decirlo. Palo se puso a trabajar de becaria en una empresa cuyo nombre no pronunciaré (entre otras cosas, porque no sé cual es). La muchachita trabajaba más que cualquier empleado, con un horario de 9 a 19h, cuando salía a su hora. El trabajo no le pillaba tampoco cerca, que digamos, pero en Madrid eso es normal. Incluso fue a trabajar esos días que nevó tanto, y le pasó algo muy gracioso pero que no vamos a contar.
Palo, es muy amable, y tan tan adorable que incluso trabajaba sin cobrar. Nada, cero. En realidad, por quedar bien, le daban una comida al día, unos 7,50€. Los jefes nunca son tan malos.
Pero Palo es diferente, Palo es de las típicas empleadas que hacen bien su trabajo, que no finge estar mala para saltarse el trabajo y tarda lo mínimo cada vez que va al baño. No roba, no estropea el material, ni siquiera huele mal. Podría ser la empleada del año, pero no lo es, porque no cobra. ¿A alguien le parece normal? A mi no, y a ella tampoco. Estuvo 6 meses siendo una becaria. Una becaria no pagada. Y ese es el futuro de muchos de nosotros (almenos, estoy segura de que el mío será así).
El final, o comienzo, de esta experiencia laboral de Palo tiene un sabor dulce como su gloss, porque ella y Silvia ahora trabajarán para una empresa muy importante, y no me hagáis decir el nombre, porque es muy difícil para mi. Lo importante es que su horario es bueno, y su trabajo es remunerado.
Y desde la Plataforma en contra de los jefes explotadores y los compañeros de trabajo malolientes (PCJECTM), nos pronunciamos totalmente EN CONTRA de esta práctica y esperamos que esta historia sirva de ejemplo para que NUNCA MÁS el trabajo de alguien sea infravalorado de esta manera.
Fin.