viernes, 27 de marzo de 2009

Carta a Samanta Villar


Querida Samanta:
Llevo observandote un tiempo. Concretamente, 21 días, ya que los 21 días que pasaste sin comer preferí no verlos. Estoy muy preocupada por ti, y por la gente que te ve. ¿Una vida se puede resumir en 21 días?, díme, querida, exactamente, ¿qué es lo que pretendes?.
Ahora dices que te has pasado 21 días fumando porros... Igual llevas más de 21 días haciéndolo, porque no te entiendo. ¿Qué tiene que ver dejar de comer 21 días con la enfermedad fundamentalmente mental que padece una anoréxica o una bulímica? Dejar de comer es más bien una consecuencia, no la base de su enfermedad. Almenos así es como yo lo veo. ¿Te ves gorda Samanta? ¿Te sientes mal cuando comes? No te creo.
Exactamente, ¿cual es tu papel en estos "reportajes? ¿Se supone que eres una periodista? ¿Eres el motivo de estudio por el que se hace el reportaje? Si eres periodista, me parece que andas mal, porque es de todo menos información objetiva, teniendo en cuenta que tú estás interpretando un papel durante 21 días. Es como decir que Gran Hermano es un estudio sociológico. No, porque mientras haya cámaras y gente fuera de su hábitat natural, ya deja de ser real. Y mientras que tú, que debes mostrar la información, la crees, esa información deja de ser objetiva. Es como si yo quisiera hacer un reportaje sobre un atentado y me pusiese a fabricar bombas. No tiene mucho sentido.
¿Entonces es un egoreportaje? Realmente, ¿eres así? En tu día a día, ¿vas proponiéndote "ser como" porque no eres capaz de ser, simplemente? Si es así, es cierto, deberían estudiarte. Tu afán de protagonismo me da pena.
Samanta, voy a ver tu reportaje fumando porros, solo porque quiero creer que estando drogada serás sincera y serás capaz de decir que lo que estás haciendo es una mierda, y que es todo menos periodismo. Te haré saber lo que me ha parecido.


miércoles, 25 de marzo de 2009

Humillaciones, vol. II


Érase una vez un niño pequeño y bueno, que fue albergando su maldad en bolsas de grasa por todo su cuerpo, hasta que se hizo mayor, profesor y gordico. Y "no hables como un indio", le decían sus padres cuando él contestaba con monosílabos. "¡Y responde rápido, venga!", cuando él se sentía presionado. Pobre pequeño. Y así fue, como F.J.M., se convirtió en el profesor más cabrón que existe en el mundo, y lo de exagerar me lo enseñó él: "porque yo no me fío de ningún alumno, porque los alumnos no saben leer, porque los alumnos ni siquiera saben copiar, imagínate si van a una rueda de prensa, ustedes, futuros periodistas, como van a tergiversar la información...". Es muy posible que esté manipulando toda la información, y que en realidad nos estuviera diciendo que somos bellísimas personas, y yo, una maldita futura periodista, estoy malinterpretando. ¡DIOS QUÉ MALA SOY! Al infierno de cabeza.
Dado que nosotros, los de nuestra clase, nos hemos criado en ambientes más o menos democráticos y afortunadamente no hemos sufrido el racismo en nuestra propia piel, no nos reímos de las bromas racistas. No, ni siquiera cuando dice "musulmanes, moros, moriscos, y la madre que los parió". Y tampoco entendemos la expresión "esto parece una merienda de gente de raza negra". Y no sabemos por qué esclavo es sinónimo de negro. ¿Tú sí, gordico? Pues qué pena.
Lo que no le enseñaron al gordico, que se las da de listo, es que copiar de la wikipedia (la enciclopedia libre) no está bien. No, no, no querido. Ni siquiera está bien no leerse los apuntes ya que los copias y corregir los fallos y la mala redacción de los mismos. Eso sí, luego, no se te ocurra equivocarte leyendo esos apuntes... ¿es que no sabes leer? Maldito alumno ignorante.
Pero eso no es lo peor. Hay más. Sí, incrédulos, ¡hay más! No contento con copiar, ¡se atribuye los méritos! ¿Cómo lo ves? Yo lo veo negro (me estoy volviendo racista). En sus apuntes, al final, hay una letrita chiquitita que pone... "Derechos de autor reservados". ¿Derechos? ¿Autor? ¿Houston? Tenemos un problema. Si están en Internet TODO el mundo tiene acceso, así que, no es reservado. Y, además, la suplantación de identidad no es algo que se pueda hacer con tanto morro, querido gordico.
Por último, dice que Pi i Maragall se puede escribir como te salga de los huevos. ¡Aiba! Eso no lo sabía. Pues sí, porque el gordico dice que si cada autor lo escribe de una forma, pues si está en un libro, lleva la firma del Dios todopoderoso en la contraportada. ¿Cómo? ¿Que si lo que decidieron el padre y la madre de Pi i Maragall como llamarlo, no cuenta? ¡A quién le importa!. Es la castellanización de los nombres. Entonces, cuando yo vaya a Londres, justo baje del avión pasaré de Sara a Sarah, y no quiero saber como me llamaré cuando me vaya a Japón, China, o Corea.
Y muchas, muchas cosas más... que ya no puedo contar, porque es la hora de comer y me va a sentar fatal la comida.
Para acabar, un último dato: queda confirmado que su pinta de que le huele el aliento no sólo es pinta... Una fuente fiable y maja dice que le huele, de verdad. Y me lo creo.
¡Ay!, gordico guarrete...

lunes, 23 de marzo de 2009

Pobres hombres

No, no me he vuelto machista. Sí, estoy loca, pero esta vez no es eso. ¿Es que ellos no tienen derechos?
Bueno, hoy nuestro Morsa de Alicia en el país de las Maravillas / Profesor sustituto de "Estructura Constitucional del Estado Español", nos ha sacado un tema muy interesante: la ley contra la violencia de género. Está muy bien ir en contra de la violencia, pero, ¿sólo hacia las mujeres?. Aunque sean menos los casos, los hombres también reciben palizas por parte de mujeres y los casos no son atendidos de la misma forma. ¿Qué pasa, modernos para las mujeres y tradicionales para los hombres? No tiene mucho sentido. Es bastante triste que el mismo hecho sea un delito si se comete contra una mujer y una falta si la víctima es un hombre. No es justo.
Y esto me ha hecho pensar un poco, y la verdad, las mujeres somos unas flipadas. Si los hombres se masturban decimos: "qué degenerados", si las mujeres lo hacen: "qué liberales". Sí, ahora los papeles están invertidos, ahora los hombres son cabrones si tienen mil relaciones y las mujeres somos modernas y sabemos vivir la vida si vamos de capullo en capullo. Seh. Viva la libertad sexual. Y es gracioso regalarse consoladores entre las chicas, pero es de degenerado regalarse una muñeca inchable entre amigos hombrecitos. Pues no, o todos o ninguno. Y, puestos a elegir, prefiero todos, en un cierto orden, por favor.
Pongamos un ejemplo. Ante todo, he de decir que quiero a Coque Malla, le quiero mucho, pero si en este videoclip se intercambiaran los papeles todo sería muy turbio, y probablemente Don Zetapé y otros personajes de la vida política, los medios, las feministas, las peluqueras y muchos hombres decentes se indignarían mucho.
Coque Malla - She's my baby


¿Encima quiere que siga siendo su baby? Viva las mujeres fatales, pero no las mujeres maltratadoras, eso ya no es sexy...eso es de maldita psicópata. Si Coque fuese Coqueta y cantase "He's my baby" mientras le pegan una paliza, pensaríamos que tiene un claro problema.
Lo siento Coque, lo siento... pero esto no está bien. (¡El disco mola!)

Y para acabar, para que se vea que también estoy en contra de los machistas, quiero añadir que estoy harta de sentir que las mujeres somos cebos en los bares, cuando nos dejan pasar gratis o nos regalan copas. Y no es que quiera que me quiten ese "privilegio", sólo quiero que haya igualdad, que ya está bien de tanta tontería. ¡HE DICHO!

viernes, 20 de marzo de 2009

Los desconocidos

Hace unas semanas estuve pensando en como actuar ante gente que no conozco... Y es que, ¿qué le dices a alguien que no conoces? “Hola, qué tal, encantada” o, “Lo siento, soy lesbiana” o “Siéntese señora, si ya me bajo en la siguiente”. Muchas de las cosas que le decimos a un desconocido suelen ser mentira, sobre todo si hay un premio sexual al final de la conversación. Por precaución, la primera cosa que me digo a mi misma cuando salgo de casa es “todo puede ser mentira, todo puede ser verdad, tralará tralará”.

Pero a veces, una mentira de un desconocido vale más que 2kg menos. Y es que no hay nada mejor que un piropo en boca de cualquiera, a poder ser, elegante y esbelto. O con largas piernas y melena al viento. Todo vale más que un piropo materno. Ahora bien, cuando el desconocido es desagradable mejor taparse los oídos y recordar los gritos de tu madre para que vayas a poner la mesa.

La gracia de los desconocidos, es que a veces parece que les conoces. Y empiezas hablando de la música, para acabar confesando por qué le pusiste ese nombre a tu mascota o tus planes para mañana. Y eso es bonito, hasta que descubres que son las mismas tácticas que usan los horóscopos: valen para todos.

Un desconocido no es igual que alguien a quien conoces poco, pero ese alguien puede acabar siendo un desconocido muy fácilmente.

¿Cuántas veces te has cruzado con alguien y has dicho “uy, a ese le conozco, pero me da pereza saludarle…” y has girado la cara de la manera más artificial que se ha inventado? Más de una vez he hecho eso, y he oído por detrás un “hasta luego eh!” que me ha dejado con la cara roja una semana. Esos son los que conocemos, pero conocemos poco, y deberíamos dejar de engañarles, porque tampoco queremos conocerlos mucho más.

Conclusión: los desconocidos tienen su encanto, pero no hay que emocionarse demasiado, porque puede que no pasen nunca de nivel.

viernes, 13 de marzo de 2009

Los que hablan en el cine


Ayer fuimos a ver Watchmen al super Kinépolis con su maxi sala de 1.000 plazas. Algunos tenían miedo de quedarse sin sitio. También se estrenaba una película de dibujos con un monstruo amigable azul, pero la gente no miraba el monstruito, si no a Berta Collado. Pero, ¡si es rubia!, para mi no es para tanto. Ya dentro de la sala, muy grande y muy cara, había sitios de sobra. Éramos unos 50 viendo ese spot ególatra, que decía que eran las mejores salas del país porque tenían alta definición digital. Puede ser, pero en algunos trozos se acoplaba el sonido, give me my money back! Llegando al tema, había justo en la fila de delante un grupito de frikitones malolientes que no paraban de engullir sus palomitas. EL 80% de ellos tenían los pies puestos encima de los asientos de delante, desde luego, la elegancia y la educación brillaban por su ausencia. En concreto, uno de ellos, gordito y con pelo churretoso, no dejó de hablar en ningún momento. Ni siquiera se calló cuando uno de nuestros espartanos le dijo:"shhht!Pesao". No, él no había ido a ver la peli, o sí. Igual le estamos infravalorando, y en realidad era capaz de hablar, comer, escuchar y ver película a la vez. Si yo tuviese un amigo así, probablemente ahora estaría en la cárcel. Y eso que tengo claustrofobia, pero le mataría por el bien de la humanidad. Cuando salieron escenas de sexo se puso a reír. ¿Es que el sexo hace gracia? El sexo es bonito y más si es en una nave que se llama Archi. Por eso, estoy absolutamente convencida de que era virgen, y que esas eran las primeras tetas que veía en su vida. Ay, pobrecito. Me lo imagino en alguna playa nudista, siendo apaleado por nudistas bronceados. Me lo imagino en una biblioteca, y a gente tirándole los libros más pesados a la cabeza. Me encantaría ir a ver el estreno de su propia película, como actor principal, y sentarme a su lado para reírme todo el rato y en las pausas decir "Dios, pobrecillo, qué feo que es". No tenía nada bueno. En el cine, me imaginaba como sería su vida cuando tuviese 40-50 años. Me lo imaginé calvo, más gordo que ahora, y sentado en el sofá con ropa deportiva haciendo zapping. Rodeado de cartones de pizza para llevar, de comida preparada, de lasañas crudas, de ratas, de cucarachas y otros insectos aún por identificar.No pensé en él como el risitas, si no como un llorica que veía la vida pasar solo, sin amigos. Mi crueldad supera cualquier límite, pero creo que ya debería terminar. Ojalá puedas leer esto, pequeño gordito frikitón, espero que algún músico lea esto y se le ocurra dedicarte una canción, porque será lo más bonito que hayan podido hacer por ti. Señor músico, aquí le dejo una sugerencia para el estribillo: Oh, oh, gordito pesado, te equivocas si piensas que algún día vas a estar casado, oh, oh, gordito risitas, ni siquiera el médico querrá recibir tus visitas, oh, oh, gordito tragón, algún día te comerás un mojón.

miércoles, 11 de marzo de 2009

Humillaciones, vol. I


Mi primera humillación la recibí a una edad temprana. Antes de todo, hay que recordar que llegué a España en 1994, concretamente a Menorca, y que fui al colegio La Salle Mahón hasta 4º de la E.S.O.
Recuerdo perfectamente ese día, mi "segundito día de clase", teniendo en cuenta que no tenía ni idea de español, a nuestro profesor Pepe le apetecía que leyeramos la agenda escolar. Aclaración: el colegio nos daba (creo que lo sigue haciendo) agendas hechas por ellos y con oraciones básicas (el padre nuestro, el ave maría, el jesusito de mi vida...) y una biografía básica, resaltando todo lo bueno del señor La Salle. Qué gran tío francés, es lo único que recuerdo. El caso, que nos pusimos a leer la biografía del formidable La Salle, y yo no sabía leer. Sí, con 5 años no sabía leer, pero no nada de nada, sólo sabía leer mayúsculas. Mi madre sólo me enseñó a leer mayúsculas, y se le olvidó que también existían las minúsculas. Y yo no sabía qué eran. El profesor me mandó leer, y yo, habiendo visto que mis compañeros antes habían leído pues deduje que me estaba diciendo lo mismo. Así que, miré la hoja, y leí sólo el título... Lo demás no sabía qué era. El profesor me hacía gestos, bastante rápidos y con cara indignante, que parecían decir "pero lee, niña, ¡hostias!". Pero nada oye, yo seguía diciendo "Non so...non so...". Milagrosamente no lloré. Digo milagrosamente porque ahora sí que habría llorado. El profesor puso cara de indignación como diciendo "estos malditos extranjeros que no entienden una mierda" y yo me sentí mal, muy mal, fracasadamente mal. Y lo primero que contesté cuando mi madre arrancó su formidable ford Fiesta fue "¿por qué no me enseñaste a leer minúsculas? ¡Sólo sé leer mayúsculas!". Mi madre me dió explicaciones que yo no acepté. Pero, en dos días, ya sabía leer minúsculas. ¿Por qué? Porque no me gusta ser menos que nadie.
Desde entonces no han dejado de intentar humillarme, y muchas veces lo han conseguido.
Sin ir más lejos, hoy me han humillado. Pero no sólo a mi, también al resto de mis compañeros. Mi profesor de Historia de la Comunicación Social (cuyo nombre no voy a facilitar a no ser ue haya una petición popular muy fuerte), se dedica a mandarnos ejercicios, concretamente, hacer 20 preguntas tipo test con sus correspondientes respuestas y marcando con una X la correcta. ¡Estos métodos canadienses!...que por lo visto siguen una rigurosa metodología. Pues bien, ha empleado 3 horas de las 4 que le corresponden a la semana, para leer uno a uno los fallos de la gente, ridiculizándolos, y dejándonos a la altura de una miserable rata. Sí, sólo le falta decir: "sois tontos, pero del culo, porque no aprendéis con mi método canadiense". Alomejor, el método canadense no funciona. Pero eso no entra en sus cavilaciones meticulosas.
Sin más, adjunto la perla que me ha dejado escrita en mis ejercicios, con su rotulador rojo:
" Tienes que fijarte para no sacar las ideas de contexto y trabajar más las preguntas y respuestas. La historia no es matemática (2+2=4) es algo más lento, es evolución, desarrollo, etc.
¿Comprendes?
Si tienes dudas consúltame"
Y digo yo, ¿es posible desarrollar pensamientos históricos, filosóficos, y teóricos, elaborando preguntas tipo test? ¿Cómo se sintetiza una reflexión en una sola frase?
Igual tu método falla, profesor repelente, igual tu método no está tan bien...
Madre mía, dejo de escribir, que me está llegando el olor a fracaso de sus pantalones. ¡Qué asco!
El método canadiense del profesor, huele a:
a) rosas.
b) caquita recién hechita de bebé bien alimentado.
c) colonia Nenuco.
(Creo que ya se entiende dónde va la X)

Foto: Arale jugando con una caquita

martes, 3 de marzo de 2009

Quejas desordenadas


Odio las personas que no son personas, que juegan con la dignidad de los demás, especialmente con aquellos más débiles. Borraría del mundo la explotación infantil, los trabajadores desilusionados por su oficio y la gente que tiene la manía de escupir.
Aquel que usa la violencia contra otra persona, para mí podría quedarse en su casa clavándose mil agujas.
Sobre todo, anularía aquellas personas que aún siendo las más infelices del mundo y por lo tanto, conociendo el dolor que se siente al no ser feliz, les sobra tiempo para intentar amargar la vida de aquellos que sí disfrutan de la vida. Yo, si algo tengo claro, es que SÍ QUIERO pasar el resto de mi vida con la alegría cogida del brazo.
Pero, por encima de todo, odio la muerte, porque desgraciadamente es necesaria para darse cuenta de lo efímero que es todo, de las oportunidades perdidas, de las sonrisas acumuladas, de que los momentos son únicos porque son irrepetibles. Nunca, nunca, se puede repetir una misma sensación de entusiasmo y felicidad repitiendo la misma acción, porque sólo hay un factor sorpresa para cada circunstancia, luego, desaparece.
Entonces:
Pregunta: ¿Sólo se vive una vez?

Respuesta:No creo, prefiero pensar que revivimos gracias a cada uno de estos momentos, para poder afirmar que, en realidad,
vivimos infinitas veces.



(Imagen: Nuda Veritas, Klimt)